jueves, 31 de enero de 2013

"Todas las miradas del mundo" llega a Huesca



En su recorrido por tierras aragonesas, el próximo lunes, 4 de febrero, "Todas las miradas del mundo" se presentará en la capital oscense. Los anfitriones: la Librería Anónima, los maestros de ceremonias en la presentación: el músico Juanjo Javierre y el gestor cultural Rubén Moreno. Ambos colaboradores del autor en su programa "A vivir Aragón".


Mena, una intriga precisa.


viernes, 18 de enero de 2013

Miguel Mena en El Diario de Teruel: "Quería escribir más sobre la España de los 80"


En El Periódico de Aragón: "La Transición se nos ha olvidado un poco"


«Cada personaje es un mundo, pero sus preocupaciones y sus actitudes son universales.»

El martes, 22 en el Teatro Principal de Zaragoza se celebrará el acto de presentación de "Todas las miradas del mundo". Antes, hemos querido conversar con el autor para conocer las principales claves de la novela.


Pregunta.- ¿Cuáles han sido las razones que te han llevado a retomar de nuevo el hilo de la novela negra?

Respuesta.- Las novelas basadas en algún tipo de investigación permiten a los personajes moverse por ambientes muy distintos, que era lo que pretendía en Todas las miradas del mundo, dibujar un pequeño mosaico de cosas que sucedían en 1982 y que a mí me apetecía recordar.

P.- Trasladas al lector a los primeros años ochenta tan problemáticos tanto a nivel social como político. ¿Por qué decidiste encuadrar tu novela en ese momento histórico?

R.- Me interesa la mezcla de ilusión e incertidumbre con que vivimos aquellos años. Todo parecía a punto de construirse y, a la vez, todo parecía a punto de desmoronarse. Creo que es una época compleja, en muchos sentidos paradójica y siempre apasionante.

P.- ¿Cómo viviste tú la Transición española? ¿Cómo la ves ahora a tantos años vista?

R.- Para mí fueron los años de la universidad, de los primeros viajes con amigos, los primeros amores, los primeros trabajos, el servicio militar en un peligroso ambiente involucionista; y todo eso mezclado con el nacimiento de la democracia, los partidos políticos, la movida musical, las esperanzas europeas, la libertad amenazada desde la extrema derecha y desde el terrorismo, en fin, una coctelera muy agitada y difícil de olvidar. Todo es mejorable, pero a la vista de las fuertes tensiones económicas y sociales que nos tocó vivir, mi balance de la Transición es positivo. Casi parece un milagro que no se hundiera todo.

P.- La ambientación de tu novela es tan detallada que puede llegar a convertirse en crónica social de una época. ¿Es importante realizar un exhaustivo trabajo de documentación?

R.- Sí, la documentación es esencial para recrear una época, pero luego hay que ofrecerla con naturalidad, dejando que fluya en pequeños detalles de ambientación, de la vida cotidiana de los personajes, sin abrumar al lector con datos.

P.- Mainar es ese inspector honesto que cree en la justicia y al que le gustan los trabajos bien hechos y bien concluidos. ¿Te basaste en algún personaje real que hubieses conocido?

R.- Mainar no es un héroe, es muy humano, tiene sus flaquezas y debilidades, pero también tiene firmes convicciones sobre su trabajo y sobre la importancia de consolidar la democracia. En su origen me basé en un joven capitán que tuve en la mili, un hombre que siempre leía El País mientras a su alrededor los demás oficiales leían El Alcázar, el periódico de los golpistas. Su actitud nos parecía muy valiente.

P.- Mundial de fútbol España ’82 y novela negra, buen cóctel tras el que se esconde un lúcido mosaico de historias personales y dramas humanos. ¿El perfil de los personajes debe ser en una novela tan significativo como la trama central?

R.- Para mí la creación de personajes es esencial en la novela. Intento transmitir sus emociones, sobre todo cuando se enfrentan a situaciones difíciles. Mainar tiene una hija discapacitada y ha visto naufragar su matrimonio. Julia lleva años muy lejos de su país y lo echa en falta. Suranov aspira a una vida mejor ante un régimen que se desmorona. Dammers quiere ascender en su trabajo. A Navas le preocupa la enfermedad de su hermana y la actitud derrotista de su padre. Josu es un inmigrante que quiere ser más vasco y más revolucionario que nadie, caiga quien caiga. Cada personaje es un mundo, pero sus preocupaciones y sus actitudes son universales.

P.- Te mueves con maestría dentro del género negro. ¿Para cuando otra novela de este tipo? ¿Retomarás quizás el personaje de Mainar?

R.- Me gusta moverme entre diferentes géneros, pero sí, tengo otra historia de Mainar en marcha, o tal vez debería decir que vuelvo a utilizarle para reflejar otros acontecimientos de aquellos años ochenta que fueron tan importantes para mi generación y, en general, para la historia de nuestro país.


Gaizka Urresti acompañará al autor en la presentación de la novela


martes, 15 de enero de 2013

Los personajes


Luis Mainar, inspector de policía especializado en secuestros, es un hombre que cree en lo que hace, en el poder de la justicia y el valor de la democracia; que abrumado por problemas familiares y por la soledad, busca en el trabajo bien hecho una vía de escape a las tensiones. Es precisamente ese empeño el que le llevará a resolver el caso, y aunque sus ideas pueden a veces alejarle del grupo, busca con ansia estar cerca de la gente, implicarse, sentir.

Anatoli Suranov, científico y médico soviético encargado de la selección rusa de fútbol. Está detrás de los tratamientos que permiten los excepcionales resultados y marcas de los deportistas que integran el bloque del este. Decidido a dejar su país y pasarse a colaborar con los ingleses, el mundial le será la coartada más adecuada.

John Dammers, delegado de la federación neozelandesa que sirve de enlace entre las selecciones y el comité organizador. Tras este cargo se esconde un diplomático, enviado especial del servicio de inteligencia británico, que deberá contactar con el médico soviético. Su extraña desaparición, y posterior muerte, motiva la apertura del caso.

Carlos Navas, joven inspector de policía de Málaga, será el compañero y principal contacto de Mainar en la comisaría de la ciudad. Ambos rondan la treintena y ya se conocen de antes. Navas es hijo de un funcionario del Ministerio de Justicia ya jubilado, y tiene una hermana, Verónica, que afectada por el envenenamiento de la colza, se encuentra en estado muy grave.

Julia Cresswell, traductora e intérprete de la delegación de Nueva Zelanda, es una mujer atractiva de origen castellano que pronto alcanzará gran complicidad con el inspector. Para Mainar su trabajo de intermediaria con la delegación será básico en la investigación. Sin embargo, no podrá evitar sentirse atraído por ella.

Josu, Mikel y Mario integran un comando itinerante de ETA ubicado temporalmente en la capital malagueña para perpetrar un atentado terrorista  haciéndolo coincidir con la celebración del campeonato de fútbol. Josu es el cabecilla del grupo, un idealista radical y resentido que sueña con una Euskadi unificada e independiente; está convencido que ese logro solo puede ser alcanzado a través de la lucha armada.

lunes, 14 de enero de 2013

El autor




Miguel Mena (Madrid, 1959) es periodista, escritor y fotógrafo ocasional. Actualmente trabaja como locutor en Radio Zaragoza (Cadena SER), ciudad en la que reside desde el año 1983. Durante un tiempo también fue voz en esta ciudad de las emisoras 40 Principales y Cadena Dial. Colaborador habitual en las revistas La Magia de Viajar, Aragón Rutas, y en el suplemento Artes y Letras del diario Heraldo de Aragón. Ha publicado novelas, libros de viaje y relatos, de entre los que cabe destacar títulos como Paisaje del ciclista (1993), Bendita calamidad (1994), Por las ramas (1995), El escondite inglés (1997), Onda media (1999), Cambio de marcha (2000), Una nube de periodistas (2001), 1863 pasos (2005), Días sin tregua (Premio Málaga de Novela 2005), Piedad (2008), o Alerta Bécquer (2011).

En 2006 fue nombrado “Hijo Adoptivo” de la ciudad de Zaragoza. Todas las miradas del mundo es su última novela.

Todas las miradas del mundo el miércoles en las librerías.


El próximo miércoles 16 de enero llega a las librerías "Todas las miradas del mundo", la nueva novela de Miguel Mena. Protagonizada por el inspector Mainar (“Días sin tregua”), la historia nos hace viajar a los años ochenta, en pleno mundial de España 82, con una trama que nos introduce en la búsqueda de un miembro de la delegación neozelandesa de fútbol, desparecido el día de su llegada a España.


Con pinceladas de novela negra, de crónica de la Transición y de relato emocional, Todas las miradas del mundo es una historia vibrante y con­movedora en la que confluyen el fútbol y la política internacional con terroristas iluminados, aficionados entusiastas, delincuentes de poca monta, jóvenes fascistas o enfermos de colza. Un caleidoscopio de una época y un país que compaginaba la sonrisa de Naranjito con la rutina de los funerales.

Todas las miradas del mundo es una vibrante novela de acción, donde lo mejor del género negro comparte espacio con el costumbrismo social, y el thriller político. La trama de espionaje y el retrato emocional de los personajes, terminan configurando un relato híbrido que se convierte en honesta crónica de una época, la de aquella Transición española que pretendía abrirse a Europa y mostrarse al mundo.

Se nota que Miguel Mena es un escritor documentado, que sabe presentar de manera precisa el escenario donde se desenvuelve la historia hasta conseguir hacerla verosímil, cercana. Con un ritmo ágil, y casi cinematográfico, el autor hace que el ovillo de la trama se vaya desenredando al compás de las averiguaciones del protagonista, un inspector de policía que desde el primer momento consigue empatizar con el lector. Y es que Mainar no se presenta como un héroe, no destaca por su frialdad investigadora, sino más bien por su perfil humano. Como él, todos los demás protagonistas arrastran unas vivencias particulares que les hacen ser personas de carne y hueso, y no meros integrantes del artefacto narrativo que es la novela. Todas las miradas del mundo sortea los clásicos parámetros del género policial para profundizar en esos dramas humanos y presentarlos tal como son, descarnados.

Con un estilo sobrio y vigoroso, Mena nos presenta una historia perspicaz en la que trama policial y tensión narrativa van de la mano. Ambiciosa y de estudiada arquitectura, la novela inicia una comunicación directa con el lector, quien consigue trasladarse a un contexto social e histórico que hoy ya parece lejano, pero que en el fondo, aún sigue estando próximo.